lunes, 30 de diciembre de 2013

Organización y desarrollo de una obra en la antigua Roma


        El arte práctico de los antiguos no es una simple amalgama de métodos aislados unidos por una comunidad de principios; los romanos supieron ir más allá e imponer a sus procedimientos ciertas ideas de sabia disciplina organizativa que hacen que en su arquitectura veamos una especie de reflejo del mismo orden y regularidad (CHOISE, 2005, 145).
        
       
 Cada obra poseía por tanto una organización racional para poder funcionar correctamente y con un resultado lo más económicamente posible, de esta forma, en líneas generales, dividían las áreas de la obra en zonas diversas según las necesidades, así, poseían zonas primarias (para los carros) y zonas secundarias (para los peatones), distribuyendo así todos los elementos de forma racional para poseer una seguridad en el trabajo, unos transportes los más cortos posibles y en resumen, un complejo lo bastante ordenado como para evitar maniobras inútiles (CAIROLI, 2004, 192). Se trata por tanto de una división similar a la que existe hoy en una obra contemporánea, tanto en el uso de maquinaria como en lo que a la división de la obra y del personal se refiere (MARTA, 1990, 84).
          

         Había que tener en cuenta además que en una obra se encontraban una gran multitud de trabajos diversos, y que cada uno de ellos requería un grado de especialidad y conocimiento distinto, por ello, los trabajadores de la obra se dividían en cuadrillas o categorías de trabajadores, que realizarían una parte del trabajo de obra, por tanto, una misma obra no estaba compuesta de una sola cuadrilla, sino de varias.

Cada cuadrilla, como ya decía, estaba especializada en un trabajo diverso y repetía incesantemente las mismas tareas, así, se podía estructurar al personal en dos clasificaciones claramente distintas y emplearlos según sus habilidades y mayor o menor aptitud (CHOISE, 2005, 148).

Esta división es apreciada sobre todo en la construcción y la ornamentación; Cuando por ejemplo construían un muro, primero ejecutaban las esquinas y otra cuadrilla llegaba después y ejecutaba el centro, o bien, los constructores dejaban el monumento en labra tosca y posteriormente otra cuadrilla de artesanos continuaban después la labra de la ornamentación in situ. O bien aplicaban los estucos, adosaban mármoles o le daban una apariencia elegante al muro. Teniendo cada corporación una parte de responsabilidad en el éxito o no de la obra (CHOISE, 2005, 150 y 151).
El origen de toda esta organización para la ejecución y desarrollo de una obra se encuentra en la base del pensamiento romano: ejecutar todo del modo más breve de tiempo posible y de la forma más rápida y eficaz (CHOISE, 2005, 152).

BIBLIOGRAFÍA

CAIROLI FULVIO, G. (2004): L’edilizia nell’antichità. Roma. Carocci.
CARRILLO DIAZ-PINES, J.R. (1990): “Técnicas constructivas en la villa romana de El Ruedo (Almedinilla, Córdoba)”. Anales de Arqueología Cordobesa 1. Pp. 81-108.
CARRILLO DIAZ-PINES, J.R. (1992): “técnicas constructivas en las villa romanas de Andalucía”. Anales de Arqueología Cordobesa 3. Pp. 309-339.
CHOISE, A. (2005): El arte de construir en Roma. Madrid. Instituto Juan de Herrera y Ministerio de Fomento.
MARTA, R. (1990): Architettura romana. Tecniche costruttive e forme architettoniche del mondo romano. Roma. Kappa.
PAIS, A. (2008): “L’edilizia romana nella Toscana Tirrenica alla luce dell’Archeologia dell’Architettura”. Arqueología de la construcción I. Los procesos constructivos en el mundo romano: Italia y provincias occidentales. Mérida. CSIC, Junta de Extremadura, Università degli Studio di Siena. Pp. 67-88.
PERRAULT, C. (2007): Compendio de los diez libros de arquitectura de Vitruvio. Sevilla. Editorial Extramuros Edición.
ROBERTSON, D.S. (1994): Arquitectura Griega y Romana. Madrid. Cátedra.
VITRUVIO POLIÓN, M. L. (1995): Los diez libros de arquitectura. Madrid. Alianza.



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