martes, 23 de septiembre de 2014

ARA PACIS (II): Resurgimiento - Museo Ara Pacis


Fueron muchos los avatares y los movimientos y destinación de los trozos correspondientes al Monumento durante el periodo que va hasta la actualidad, aunque la mayoría fueron “rescatados” en 1903 bajo los cimientos del Palazzo Fiano, pero las obras fueron paralizadas porque decían que ponían en peligro la estabilidad del edificio, hasta que finalmente fueron retomadas en 1937. De esta forma, en entre junio y septiembre de 1938, tuvo lugar la recomposición del Ara Pacis, junto con la construcción del pabellón que contendría dicho Monumento, sobre una de las orillas del Lungotevere.

Antes de la creación del Museo de Meier (el que existe actualmente), en su lugar existió otro pabellón que contenía dicho Monumento, este, construido como se ha dicho en 1938, con motivo del año augusteo y para contener al Ara Pacis para su exposición pública, fue creado inicialmente de forma temporal para poder inaugurar dicho monumento dentro de dicho año, para posteriormente ser cambiado y construido según el proyecto aprobado.

El arquitecto encargado de realizar dicho edificio fue Vittorio Balio Mopurgo, aunque muchas de las decisiones no serían tomadas por él, sino que ya vendrían impuestas cuando este tomó el mando: las demoliciones, los ingresos principales a la plaza, aquello que sería preservado y puesto en valor y la eliminación del Auditorium construido en el mausoleo. Para las cuestiones arqueológicas, Mopurgo se apoya en Antonio Muñoz, y así, llega a la presentación de dos soluciones para el proyecto. Soluciones que son aceptadas y que hoy día podemos apreciar en el diseño actual: La gran escalera de acceso al Mausoleo, y la apertura (siempre hacia el sur) de un paso inferior en el palazzo degli Illirici, en as con el monumento, de forma que es visible y accesible desde la via Tomacelli.
Maquetas de los proyectos iniciales de Mopurgo

martes, 2 de septiembre de 2014

EL ARA PACIS (I)


El Ara Pacis está compuesta por un recinto perimetral que cierra en su interior la Mensa, el altar sobre el que se realizaba el sacrificio.
Su decoración interna cita las formas de un rito arcaico (según la política de restauración religiosa de Augusto), y fija el tiempo con la referencia continua de referencias simbólicas en los elementos decorativos. Existe un ritmo alternado de festones con espigas, bayas y frutas de cada estación… que hacían referimiento a la repetición de los ciclos naturales de muerte y renacimiento.
Todo el recinto está apoyado sobre un basamento de mármol de forma rectangular. Por encima de la base, el recinto alcanza los 6,3 metros de altura. Externamente, esto se divide en dos zonas decorativas, una inferior con decoración espiral y otra superior con figuras. Ambas zonas divididas con una banda de 33 centímetros de altura, que recorren todos los alzados interrumpiéndose solo en las pilastras que componen los ángulos.

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