Le catacombe, mentre
presentano il volto eloquente della vita cristiana dei primi secoli,
costituiscono una perenne scuola
di fede, di speranza e di carità.
Percorrendo le
gallerie si respira un'atmosfera suggestiva e commovente. Lo sguardo si
sofferma sulla serie innumerevole di sepolture e sulla semplicità che le
accomuna. Sulle tombe si legge il nome di battesimo dei defunti. Scorrendo quei
nomi, sembra di sentire altrettante voci rispondere ad un appello escatologico,
e tornano alla mente le parole di Lattanzio: “Tra noi non ci sono né servi, né
padroni; non esiste altro motivo se ci chiamiamo fratelli, se non perché ci
consideriamo tutti uguali” (Divinae Instit., 5, 15)
GIOVANNI PAOLO II, “Nel silenzio delle Catacombe il pellegrino del Duemila può ritrovare o
ravvivare la propria identità religiosa” (16 gennaio 1998)
Existen varias teorías respecto al origen del vocablo: la palabra catacumba quiere decir cementerio subterráneo, que posee una gran cantidad de galerías o huecos utilizados como enterramientos. Al principio no designaba a todos los cementerios, sino solamente a uno (el de San Sebastián), y quizás sería porque tenía un solo hueco[1].
De ahí, de ese hueco, llega posiblemente el nombre, que surge de unir el griego κατα (dentro) y τυμβoσ (cavidad), o también por que había sepulturas, y se mezcla con el nombre latino, cumbo, cubiculus o cubiculum (cuarto de dormir, lecho). Además se le aplica el término dormitorio.
En todo caso, siempre representa la idea de la muerte, del funeral. Los romanos igualmente usaban ese nombre para hablar de las canteras de donde sacaban los bloques de toba, que estaban cercanas al cementerio de S. Sebastian.
En resumen, el primer nombre usado para referirse a las catacumbas es el de cementerio[2], más tarde se usará también el término cryptae (mediados siglo IV y principios del V) para finalmente extenderse en el siglo X el de catacumba[3] a todos aquellos cementerios subterráneos.
Oquedad de la Catacumba de San Sebastiano
Estas (las catacumbas) son por tanto antiguos
cementerios cristianos, que ocupan una red de miles de Kms. de galerías a lo
largo de toda Roma. Se pueden localizar hoy día más de sesenta catacumbas, de
todas ellas, sólo cinco son
visitables.
Comienzan a excavarse en el siglo II d. C. y continúan hasta mediados del
siglo V. No se trata de algo original de los cristianos, en la misma Roma existe también una catacumba judía de la época de Pompeyo, así como recintos hipogeos
realizados por etruscos y sabinos en la zona del Lazio. Además, no es un
fenómeno propio de Roma, o de esta región, ya que además existen catacumbas en
Sicilia, en Chiusi, en Bólsena, en Nápoles, en Malta e incluso en África[4].
Plantas de Hipogeos Paganos:
1.Farelii Novi
2.Anzio
3.Area de Lucina en San Calixto
4.De los Flavios en Via Ardeatina
Se utilizaron únicamente como lugar de
sepultura, a pesar de la difusión bastante extendida de que fueron refugios para
los cristianos durante las persecuciones, esto es debido a una mala
interpretación de fuentes antiguas; solo cuando comienzan las persecuciones,
los cristianos se reúnen en ellas, de forma excepcional, para celebrar la
Eucaristía, ya que al estar prohibido, deja, en consecuencia, de hacerse en las
casas de los patricios cristianos para pasar a trasladarse a este nuevo lugar.
Por otra parte, no podían usarse como lugar de refugio debido a que los romanos sabían
perfectamente donde se encontraban y por que no existía oxígeno
suficiente en ellas para que pudieran reunirse más de dos horas, y siempre y cuando el lugar
donde lo hacían estuviera ventilado por lucernarios.
Existe también la idea bastante
extendida de que estaban todas comunicadas entre sí y que se extendían por todo
el subsuelo de Roma, idea incierta por diversos motivos:
1.- Las catacumbas se excavan en terrenos privados, y según la ley, no se puede
sobrepasar los terrenos de una propiedad y tomar otra continua, de esta forma,
es imposible que dos cementerios estén unidos[5].
2.- La ley romana que prohibía la sepultura dentro de los muros de
una ciudad, por lo que lleva a que sea también imposible que ocupen todo el
subsuelo, podrían haber ocupado aquel suelo a extramuro, pero nunca el interior. De manera
que este es un segundo motivo por el que se descarta esa hipótesis.
3.- La presencia del agua por el río y el tipo de terreno, toba, hacía
imposible seguir excavando en sus proximidades.
Los primeros cristianos, se enterraron
siguiendo a Cristo, siguiendo su ejemplo, para ello, los cadáveres eran
envueltos con sábanas y se introducían en las tumbas, posteriormente estas, que
normalmente eran lóculos, eran cerradas con lápidas de mármol o de barro cocido
y se fijaban con argamasa. En estas lápidas era donde se escribía el nombre del
difunto. Junto a la lápida se dejaban lámparas de aceite u otros elementos (a
veces se incrustaban en la argamasa que cerraban las tumbas monedas, figuras,
jarras…). Con ello, los cristianos no querían otra cosa que afirmar su fe
en Cristo, en la Resurrección y ayudar al descanso eterno.
El hecho del uso de las necrópolis subterráneas
se debe a que los cristianos preferían el uso de la inhumación (seguían el
ejemplo de Jesús) para poder resucitar posteriormente, y como normalmente sólo
usaban las tumbas una sola vez, necesitaban mucho espacio, y ante la dificultad
que planteaba disponer de este espacio en superficie, que se acababa rápidamente,
la forma más fácil, segura, práctica y económica fue la de excavar en el
subsuelo resolviendo así el problema del espacio.
BIBLIOGRAFÍA
DE
SANTIS, LEONELLA. (2009): I segreti de
Roma sotterranea. Roma. Newton.
FIOCCHI,
V, BISCONTI, F, MAZZOLENI, D. (1999): Las
catacumbas Cristianas de Roma: Origen, desarrollo, aparato decorativo y
documentación epigráfica. Regensburg. Schnell & Steiner.
FIOCCHI
NICOLAI, V. (2006): Origine delle catacombe
romane. Atti Della giornata tematica del seminari di Archeologia Cristiana
(Roma-21 marzo 2005). Roma. Città del Vaticano. Pontificio Istituto di
archeologia cristiana.
NUZZO,D.
(2000): Tipologia sepolcrale delle
catacombe romane. I cimiteri ipogei delle vie Ostiense, Ardeatina e Appia. Oxford. BAR International Series 905
SÁNCHEZ RAMOS, ISABEL.(2006): “La Cristianización
de la Topografía Funeraria en las Ciudades Occidentales: Corduba en la Antigüedad Tardía”. Anales de arqueología Cordobesa 17 / Vol II.
WEBB, M. (2001): The
Churches and Catacombs of early Cristian Rome. A Comprehensive Guide. Padstow. Sussex Academic Press.
[1] Los romanos también usaban ese nombre para hablar de las canteras de donde sacaban los bloques de toba, que estaban cercanas a este cementerio.
[2] En la antigua Grecia se usa este nombre para una sola tumba o mausoleo, también si es pequeño.
[3] Como ya adelantaba, al principio sólo se usa el término para las catacumbas de S. Sebastian, que era un área notoria en los primeros siglos del Medievo, y que cuando se abandonaron las catacumbas, esta siguió siendo un lugar de culto al que acudían muchos fieles, por lo que al final, se extendió el nombre a todos los lugares de enterramiento que poseían las mismas características.
[4]
Era una práctica muy
extendida en aquellos lugares donde el tipo de terreno hacía que fuera bastante
fácil la excavación y después, una vez terminada la estructura excavada, estas
fueran bastante estables.
[5]
Solo a veces, distintos
núcleos funerarios se unen para formar una sola catacumba, pero no se unen
todas las catacumbas entre sí.
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