Fueron muchos los avatares y los movimientos y destinación de los trozos correspondientes al Monumento durante el periodo que va hasta la actualidad, aunque la mayoría fueron “rescatados” en 1903 bajo los cimientos del Palazzo Fiano, pero las obras fueron paralizadas porque decían que ponían en peligro la estabilidad del edificio, hasta que finalmente fueron retomadas en 1937. De esta forma, en entre junio y septiembre de 1938, tuvo lugar la recomposición del Ara Pacis, junto con la construcción del pabellón que contendría dicho Monumento, sobre una de las orillas del Lungotevere.
Antes de la creación del Museo de Meier (el que existe actualmente), en su lugar existió otro pabellón que contenía dicho Monumento, este, construido como se ha dicho en 1938, con motivo del año augusteo y para contener al Ara Pacis para su exposición pública, fue creado inicialmente de forma temporal para poder inaugurar dicho monumento dentro de dicho año, para posteriormente ser cambiado y construido según el proyecto aprobado.
El arquitecto encargado de realizar dicho edificio fue Vittorio Balio Mopurgo, aunque muchas de las decisiones no serían tomadas por él, sino que ya vendrían impuestas cuando este tomó el mando: las demoliciones, los ingresos principales a la plaza, aquello que sería preservado y puesto en valor y la eliminación del Auditorium construido en el mausoleo. Para las cuestiones arqueológicas, Mopurgo se apoya en Antonio Muñoz, y así, llega a la presentación de dos soluciones para el proyecto. Soluciones que son aceptadas y que hoy día podemos apreciar en el diseño actual: La gran escalera de acceso al Mausoleo, y la apertura (siempre hacia el sur) de un paso inferior en el palazzo degli Illirici, en as con el monumento, de forma que es visible y accesible desde la via Tomacelli.
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Maquetas de los proyectos iniciales de Mopurgo |